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El principio del hammam es doble. En un nivel más profundo, actúa como un vasodilatador que induce una relajación muscular intensa y previene el dolor de ligamentos. Una vez que los músculos están relajados, el cuerpo experimenta letargo que luego induce una buena noche de sueño. A nivel de la piel, los productos utilizados en el proceso tienen un efecto purificador y exfoliante que se ve reforzado por aceites ricos para un acabado nutritivo.
En Marruecos, los hammams incorporan el uso de un jabón negro especial derivado de las aceitunas negras que optimiza la limpieza profunda. Esto es seguido por un guante exfoliante y finalmente la aplicación de una máscara de arcilla volcánica.
Este jabón negro 100% natural, a base de pulpa de aceituna mezclada con argán y aceite de oliva, es extremadamente rico en vitamina E y limpia la piel al eliminar las células muertas y las toxinas. La vitamina E ayuda a revitalizar la piel al prevenir la sequedad, la deshidratación y el envejecimiento. El guante exfoliante se llama Kessa o Kesse. Debe ser de muy buena calidad para garantizar que el jabón negro y todas las células muertas de la piel se eliminen adecuadamente y que se estimule la circulación sanguínea y linfática.
Consejo: sigue el hammam con un masaje relajante
